Dos estrellas

Bajo ese cielo nublado
poco común para la primavera,
nada inapropiado para nuestro deseos,
te sentí mía,
me sentí tuyo,
llenos de vitalidad,
de ganas de estar juntos
y no separarnos más,
no se de donde crecía
un lazo de pertenencia,
que me hace pensar
que si hay un lugar
donde no me preocupe
que hay más allá.

En el cielo sólo dos estrellas,
en el viento dos aromas,
en ese juego dos cuerpos,
entre las manos dos corazones,
el tuyo y el mío,
en la misma dirección
sin saber las razones
de nuestro nuevo andar,
sin saber como llegamos
a éste maravilloso lugar,
la ciudad a nuestros pies,
el cielo, verdadero testigo
al ver nuestros cuerpos ceder,
mi corazón vuelve a creer.

Vladimir Aguirre Piedragil