lunes, enero 04, 2016

Enero 2, 2016

Hoy quiero contar un suceso en donde mi hija Atala Paxia me estrujó el corazón, otra vez.
El día dos de enero fuimos a nadar, llevamos a morita, la chihuahua de pelo duro de Bactum; en e lugar la perrita comió el paso, se intoxico y murió casi instantáneamente, Erandi la tomó y murió en su brazos, Bac miro casi todo el suceso, todo fue muy rápido, apenas pude abrazar y cargar a Bactum antes de que muriera morita.
Bactum estaba desconsolado.
Recogimos las cosas y nos regresamos a casa, llegamos, hicimos el hoyo para enterrarla, llegó el veterinario y contó una historia a cerca de un ángel de la muerte y los animales, todos nos conmovimos.
Al terminar enterramos a la morita en el patio de mi la casa de mis papás.
Todo el tiempo, Atala sólo miró a su primo sin decir palabra alguna.
Empezamos a prepararnos para comer, la tarde empezó a caer, el sol sólo iluminaba el cerro de Tuxpan, estábamos todos ya sentados a la mesa al aire libre con una luz muy particular, casi melancólica.
Atalita rompió el silencio diciendo con su vocecita:
"Bactum, cuando sea tu cumpleaños te voy a regalar un perrito"
Sentí que el corazón se me aplastaba y se me reventaba, al mismo tiempo.
Todos contuvimos las lagrimas originadas por el gesto inocente de mi hija.
¡Gracias!