Wayuencuentro

En unos de los viajes semi-astrales de Chivirico imaginó estar frente a un templo de monjes, una puerta enorme, de madera con un arco acogedor, con escalera comodas, un lugar excelente donde dormir y esperar el regreso de dicho viaje.
Wayumin, el más joven de los internos, al tratar de ver lo que sucedia más allá de las puertas del templo, vio a Chivirico, que sin dudarlo un segundo aviso a su maestro, Wayusey, un monje muy poco ortodoxo; ambos metieron al bulto que yacia en las escaleras.
Al otro día Chivirico vio los bellos pastos y campos dentro del templo, una pequeño sistema de riego, limpio gran parte del terreno en la primer mañana de su estancia indefinida en ese lugar, la mayoria de los monjes maravillados con lo acomedido que era decidieron que se quedaría un tiempo, al verlo sembrar unas semillas que llevaba en la bolsa de su desgastado pantalón convenció a todos monjes.
A los dos meses, cuando los monjes cosecharon y descubrieron que la planta que había traido Chivirico era excelente para problemas reumáticos lo volvieron parte del templo, trabajaría un poco a cambio de ser educado por los monjes, después de ver las ideas poco probables fue asignado a Wayusey.
Así empieza la convivencia mítica de estos tres personajes.


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