lunes, noviembre 14, 2011

Yacaman

¿Cómo puedes querer (del verbo estimar mucho) a una persona que no conoces?
Con esa duda empezó mi día ayer, mientras iba camino a recoger a Alma Vanessa, a quien no veía desde hace 15 o 16 años (siendo honestos ya no recordaba su rostro). En nuestra infancia inicio nuestra a.m.i.s.t.a.d., ella llegaba al pueblo visitando a una tía, así que pasamos varios días conviviendo y creciendo junto con nuestros primos en común: Pepe y Mariana. Pasaron los años y nos dejamos de ver, hace siete meses la encontré a través de facebook, y le insistí seis meses para vernos y poder conocer a sus hijas.
Aprovechamos la cita para reunirme también con mi ahijado, mis ahijadas y su primito. Siete adultos y seis niños.
En definitiva fue un día maravillo. Las hijas de Vanessa me robaron el corazón.
Hablan del “amor a primera vista” ¿Qué hay del “amor al primer paseo en el papalote”? Todo hicimos clic de una manera impresionante, Ale con Valeria, Bactum con Valentina, Vane conmigo, Valeria conmigo y la más fuerte creo yo Valentina conmigo.
Me sentí muy bien cuidando de una pequeña, lo que me da mucho aliento para afrontar mi paternidad. Me da la confianza que seré un padre capaz de amar, cuidar y educar a un hijo.
Ayer fue uno de esos días que tenía mucho no tenía, me repetí más de una vez: “no quiero que se acabe este día”.
También recordé a Laila y Eira, espero que el universo las tenga felices y seguro les está preparando algo maravillo así como a su hermano Veiko. Espero poder verlos pronto.
Gracias universo entero por darme la oportunidad de conocer y estar rodeado de gente tan maravillosa, permíteme seguir rodeado de ellos.
Mi día terminó con otra pregunta:
¿Cómo puedes querer a una personita que acabas de conocer?

jueves, noviembre 03, 2011

La suerte de la distancia

Hace meses (o años) que no escribo un post que me de la tranquilidad de una confesión.
Hoy no romperé la racha.
La distancia ha sido parte de mi vida. Las despedidas y los cambios de modo de vida también.
Hoy miro hacía atrás y me doy cuenta que he nadado entre amistades, caminos y soledades.
Hoy pude ver (gracias a esa suerte de ver lo que no tengo que ver) que la distancia hace que las personas cambien. No sé cuanto he cambiado, imagino que demasiado.
Seguiré cambiando porque seguro en la mañana ya me habré ido y por lo tanto seré otro.
También tengo que hablar de esa suerte que me lleva a leer lo que no debo, hoy en día sé claramente que la información es poder.
¿Para qué te sirve el poder si no tienes la libertad de ejercerlo?
Para nada. Para quedarte en silencio y ver como esos mundos siguen girando.
Aún no sé si esa suerte representa un bien para mi o un mal.
Tal vez nunca lo sabré.
Hoy decido no preguntar (como en otras tantas cuestiones).